"Los Siervos de María, respondiendo al mandato del Señor de anunciar el Evangelio a todos los hombres, sientan el deber de ir allá donde la Iglesia aún no está establecida o se encuentra en estado de insuficiencia. Ellos, con su vida eminentemente comunitaria, establecen la primera presencia eclesial, que se desarrollará y crecerá a través de la evangelización y los sacramentos hasta la madurez de una Iglesia local". (art. 95)